El aire la vela, vela. El aire la está velando

El aire la vela, vela. El aire la está velando
Parecen dormidas en el pajonal... pero no lo están.

14 oct 2008

nicho de vampiros

vampiros son los de ahora, metrosexuales, cosmos sexuales o fashion victim

me salte una etapa

tenias el vestido más hermoso de todo el tendido

que posibilidades hay de que me cobierta en vos??¿¿¿

y, en vos¿¿¿???

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Aunque existían películas anteriores a la de Murnau -como "Vampydanserinden" (1911) o "Der Vampyr (1919)- y posteriores -"Vampiry Warzawy" (1925)- que trataron el vampirismo, no fue hasta unos años más tarde, cuando la Universal decide llevar al cine la obra de Stoker, que el vampiro entra de lleno en la cultura occidental. El "Drácula" (1931) de Tod Browning, con los derechos de la obra original aunque su fidelidad fue prácticamente nula, fue interpretado por Bela Lugosi, actor húngaro de teatro que con su palidez natural y su acento extranjero, dió vida al vampiro por excelencia, aportando a las pesadillas populares un ser silencioso, varonil, de buenos modales, de mirada hipnotizadora y seductor; en esta película se estableció una relación del vampiro con la sexualidad que ha perdurado hasta la actualidad (la publicidad, por ejemplo, no hablaba de vampiros si no de una "extraña historia de amor").
El más clásico: Bela Lugosi
en "Drácula", de Tod Browning (1931). 

  Pese a que la película de Browning dió el pistoletazo de salida al cine de terror, el personaje del vampiro no regresó hasta unos años más tarde con "La hija de Drácula (1936), "El hijo de Drácula" (1943), "La zíngara y los monstruos" (1944) y "La mansión de Drácula" (1945), películas que poco aportaron al mito.
  Durante la década de los 50 se pudo entrever un intento de aproximar más el terror al espectador. En "El regreso de Drácula" (1958) de Francis Lederer, surgieron los adolescentes como protagonistas, un intento de aproximar a los más habituales espectadores de este tipo de películas, y la aparición momentánea del color para sugerir la realidad de la sangre, pues aunque la película se rodó en blanco y negro, hay una escena donde la muerte de una vampira salpica de rojo la pantalla.
  Posiblemente fue la aparición del color una de las razones del éxito de la productora británica Hammer, donde predominaron las escenas sangrientas (muchas abusaron de lo que un público finalmente saturado llegó a denominar jocosamente como "salsa de tomate"), argumentos más agresivos y violencia explícita. Con el "Drácula" (1958) de Terence Fisher aparece un nuevo estilo vampírico, más agresivo y sensual, donde de la mano del actor Christopher Lee Drácula se vuelve representante de la erotización de las mujeres; también aquí tomó fuerza la dualidad, clásica ya en muchas películas de terror, de la lucha interminable entre el Bien y el Mal, gracias a la interpretación que Peter Cushing hace del profesor Van Helsing; esta lucha se ha endurecido todavía más en obras tan recientes como "Van Helsing" de Stephen Sommers realizada en 2004), que bebe en el espíritu de "Vampiros" (1998) de John Carpenter.
  La Hammer vivió una época dorada hasta los años 70 realizando multitud de películas sobre Drácula, pero al intentar estrujar tanto a su personaje acabaron matándo su gallina de los huevos de oro, y de las obras iniciales como "Las novias de Drácula" (1960), "Drácula, príncipe de las tinieblas" (1965), "Drácula vuelve de la tumba" (1968) o "El poder de la sangre de Drácula" (1969), se pasó al cine decadente y de mal gusto con "Las cicatrices de Drácula" (1970), "Drácula 73" (1972), la inclasificable "Los ritos satánicos de Drácula" (1972) de Alan Gibson, o la mixtura filmica de "Kung-Fu contra los siete vampiros de oro" (1974) de Roy Ward Baker, aunque según los expertos el honor de ser la película vampírica mas ridícula es una anterior a estas fechas, pese a tener a John Carradine como actor principal, y corresponde a "Billy el Niño contra Drácula" (1965) del lamentable William Beaudine. Durante esos años la productora británica introdujo un nuevo elemento que, durante muchos años, se hizo casi inseparable del cine de terror: el sexo más o menos explícito; lógicamente, en una época donde el cine crecía a la sombra de la censura, las escenas no podían ser demasiado descaradas, pero desde entonces no existió película de terror que se preciara que no incluyera algún fotograma con el pecho desnudo de una mujer.

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