El aire la vela, vela. El aire la está velando

El aire la vela, vela. El aire la está velando
Parecen dormidas en el pajonal... pero no lo están.

11 jun 2013

o-varios

A la muerte del emperador Galerio, poco después de haber proclamado el edicto de Tolerancia en el 311 d.C., Maximino Daya y Licinio se repartieron su parte del Imperio Romano. En sus luchas intestinas por el poder absoluto, Licinio se alió a Constantino que en el Oeste del Imperio Romano había eliminado a su rival Maximiano y Maximino Daya se alió con Majencio.

En el año 312 Constantino decidió enfrentarse a Majencio, que dominaba sobre los territorios de Italia y el Norte de África que seguían siendo no solo el núcleo del Imperio, sino además su reserva más importante de alimentos. En su avance hacia Roma, Constantino sufrió una derrota militar (aunque no se sabe dónde exactamente) por lo que en esta precaria situación, y con el objeto de levantar la moral de sus tropas, se hacía necesario un estímulo suplementario que ni los arúspices paganos le habían logrado dar, al no encontrar señales propicias.
Como era habitual en la época, esto no podía suceder mejor que con una visión, único medio de contacto entre los dioses paganos y los hombres mortales, y que se amoldaban perfectamente a la religiosidad del mundo antiguo.

La cosa es que Constantino vio, o declaró haber visto un mediodía del año 318 d.C. justo antes de la famosa batalla del puente Milvio, una visión donde según él, el Dios de los cristianos le mostraba una cruz luminosa en el cielo y la inscripción "vence con esto" (que más tarde se convertiría en el conocido "in hoc signo vinces" o "En este signo vencerás").

No hay comentarios: