30 jun 2013
Eso es obvio
Uno reniega de las palabras, las acosa, quiere sacarles hasta la última gota de su jugo dulcísimo.
Pero cuando no puede usarlas, ¡cuánto faltan!
Las más simples, las que se creería que no tienen ningún valor, las prosaicas, vulgares y comunes palabras.
Esas que están para decirle a un amigo lejano: te acompaño.
Y están para enjugarle las lágrimas.
Y esas son las que pueden dañar, y por eso no pueden usarse.
Pasemos a mi palabrerío:
Pero cuando no puede usarlas, ¡cuánto faltan!
Las más simples, las que se creería que no tienen ningún valor, las prosaicas, vulgares y comunes palabras.
Esas que están para decirle a un amigo lejano: te acompaño.
Y están para enjugarle las lágrimas.
Y esas son las que pueden dañar, y por eso no pueden usarse.
Pasemos a mi palabrerío:
Suscribirse a:
Entradas (Atom)