El aire la vela, vela. El aire la está velando

El aire la vela, vela. El aire la está velando
Parecen dormidas en el pajonal... pero no lo están.

30 mar 2013

Si la belleza es un segundo......tu eres un 24hs



Suena el despertador; es una tortura tan refinada ese sonido del despertador cuando a uno le parece que recién ha conseguido atrapar el sueño.

Automáticamente, lo programa para dentro de cinco minutos. Y sí, se duerme. Suena otra vez, y así va programando y encendiendo el reloj hasta que pasa la media hora que se dio de adelanto para dormir en cuotas pequeñísimas.

Está todavía demasiado dormido para percibir, bajo la ducha, que el tiempo se acelera como un maquinista loco. Al salir, ya no puede llegar puntualmente al trabajo: es la hora.

Corre entre los bultos grises parecidos a él que corren para alcanzar el colectivo. Está esperándolo en una cola de una cuadra. Pasan veinte minutos y extiende la mano para parar un taxi, mientras calcula que el precio que deberá pagar le impedirá, una vez más, ir al cine el domingo.

El coche no puede avanzar, porque hay un embotellamiento debido a un accidente, y la avenida Corrientes parece el infierno. Le pide al taxista que lo deje allí, paga y sigue caminando. Llega media hora tarde a la oficina, y como esto ocurre a menudo ya no puede dar explicaciones.

Durante todo el día, en medio de tareas automáticas, entrevé la pesadilla de su regreso a casa. No es clarividente, sino que todos sus regresos son iguales.

Al fin se cumplen sus predicciones, pero al volver está tan cansado que no llama por teléfono a ningún amigo, amiga o novia, se pone a mirar televisión. Los libros con los que pensaba disfrutar siguen estacionados en la mesa de noche.


 

Se duerme. Y suena el despertador. Automáticamente lo programa para dentro de cinco minutos.

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