25 nov 2012
mi mundo sin vos, es mejor
Sé que alguien piensa que es pura egolatría esta costumbre de llevarlos a mis lugares familiares, a mis lugares más amados, a los lugares donde una persona que soy yo empieza a formarse en corazón y espíritu. Pero no es mi defensa: no pienso igual.
Es lo único que tengo para ofrecerles: mi propia vida. Enciendo -mientras esto escribo- un cigarrillo. En la etiqueta hay fotografías de gente enferma por el tabaco y radiografías de pulmones destruidos.
Sigo escribiendo y frente a mí lo que más veo es el cartel que casi abarca todo el reverso de la caja de cigarrillos: FUMAR CAUSA CÁNCER. No, lo que voy a escribir no se refiere a los daños del cigarrillo ni a la necesidad de dejar de fumar, sólo estoy describiendo mi entorno y, tal vez, ese poco de miedo o de angustia que me rodea, que merodea, mientras escribo.
Una vez soñé con cigarrillos, cuando había dejado de fumar: Iba por un cementerio prendiendo cigarrillos, convidando a los muertos y, por supuesto, soñando; pero la hierba era más verde que la hierba y el cielo más azul y más blanco el blanco de las tumbas, hasta que el mármol se incendió y vi las llamas por detrás de un vidrio, cada ceniza fue ceniza otra vez -como detrás de un vidrio veo, al despertar, menos radiante el cielo.
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