El aire la vela, vela. El aire la está velando

El aire la vela, vela. El aire la está velando
Parecen dormidas en el pajonal... pero no lo están.

31 may 2011

No estoy siendo contenida


La señora que vivía anteriormente en la que ahora es “mi casa de las sierras” me dejó un regalo singular.

Yo había previsto criar un cachorro de fox terrier, que conseguiría en la ciudad de Córdoba.

Pero los dioses entrelazaron para mí negritud y brillantez con dos diamantes oscuros y cabellos largos.

Era Polka, una perra de seis años.

Entrelazaron además -los dioses, digo- alegría, bondad y fidelidad con un poco de independencia felina, movimientos felinos y la sonrisa del Gato de Alicia en su país… Y para los desconocidos sospechosos, dientes de Cancerbero.

Nos comunicamos por señas, ella y yo, que estamos enamoradas desde que nos vimos. No sé qué habrá visto Polka en mí, pero me ama; yo lo que vi en ella fue el esplendor mismo y victorioso y voluptuoso de la vida, algo así como el revés de El corazón de las tinieblas, algo como mirar hacia la luz y encontrar el centro mismo de la luz de todo el género animal y empezar a comprenderlo.

Topita

Cuando cumplí siete años mis padres me dieron a elegir como regalo una bicicleta, o bien un perrito recién nacido.

Fui al lugar de ese parto perruno y varios cachorrillos casi ciegos se trepaban torpemente a la madre en busca de su leche.

Pero había uno -después supe que era dama- completamente negro y de ojos muy abiertos, muy vivos, que miraba con algún asombro a esa niñita que era yo: me la llevé inmediatamente, y le puse de nombre “Topita” -acabo de observar el increíble cambio de género dentro de una misma frase, pero no lo corrijo, porque me gusta así, casi no podría expresarlo bien…

Topita nos hice felices a mis hermanos y a mí y a todos los chicos del barrio. Hacía de toro en ciertas funciones del circo de la tarde en el patio de casa, y uno de mis hermanos, Pato, de torero, enarbolando un vestido rojo de Mamá.

No cobrábamos entrada para el circo, pero vendíamos una rica y módica limonada, dinero que los padres del barrio no dudaban en facilitar a sus hijos con sumo placer, a cambio de unas dos horas de paz en el hogar.



25 may 2011

De niña tenia un sueño... poder comer


MODELOS

Podríamos hablar de varias clases de modelos, puesto que el mundo de
la moda es tan extenso que ya puede hablarse de modelos especializados en diferentes ámbitos. Solo vamos a centrarnos en 3: Los modelos publicitarios, modelos de tallas grandes y modelos de pasarela.

Modelos publicitarios


Los modelos publicitarios merecen mención puesto que son personas que vemos a diario hacia cualquier sitio que miremos, en casa viendo la televisión, cuando leemos revistas o periódicos o simplemente caminando por la calle en cualquier valla publicitaria. Estos modelos publicitarios aparecen en todo tipo de anuncios.


Aunque se sigue buscando un modelo de belleza adecuado, cuerpos perfectos y belleza a la vista, normalmente los modelos de publicidad no tienen porque tener cierta altura, peso o edad, simplemente deben de parecer personas normales y corriente
s, y saber cómo actuar. Los hay muy atractivos/as, pero no es algo imprescindible.

También hay modelos de publicidad que tienen una cara curiosa, que llama la atención, o son el prototipo ideal para lo que quiere venderse en ese momento.

En general, los modelos publicitarios que tienen que vendernos productos a la gente de a pié, son personas reale
s y normalitas.

Lo que tienen que saber
hacer, es representar el papel que en cada momento se les pide, saber como meterse en un personaje de modo que parezca real, una ama de casa, vendedor, un trabajador, una secretaria… dependiendo de lo que se quiera vender.


Modelos de moda con tallas grandes



También es importante hablar de las modelos de tallas grandes, puesto que a nuestro parecer es como la otra cara de la moneda en cuanto a todos los problemas que hoy día se tiene con los desordenes alimenticios,


y las ansias de llegar a tener cuerpos perfectos que hace que tanto chicas normales como personalidades conocidas por todos, caigan en enfermedades como la anorexia o la bulimia, temas sobre los que más adelante hablaremos en profundidad.


Las modelos de talla grande son modelos que usan una talla 44 o más.

En la moda, la industria de tallas grandes aún no tiene mucha demanda, pero está creciendo poco a poco.

Las modelos fashion de talla grande pueden rea
lizar trabajos de pasarela, fotografía y publicidad.

Diseñadores de alta costura como Gaultier, se empiezan a dar cuenta de que la moda de tallas grandes crece cada vez más, y han empezado a demandar para sus
anuncios de desfile y publicidad a muchas de estas modelos.

La primera modelo conocida de tallas grandes que alcanzó el título de super model fue
Emme Aronson.

Emme nació en Nueva York en el año 1963 y usa una talla 44. A parte de ser supermodelo, también es escritora, presentadora de televisión, diseñadora de ropa y conferenciante.


UN MUNDO SIN BOVEDAS













“El abuelo Natividad, andaba una noche por la sierra, había ido a cargar un carro a la estación del tren. Surgieron problemas con la carga y como mayoral de la finca volvió a la casa para pedir consejo al encargado.

La senda era estre
cha, pero la luna la iluminaba. Había recorrido esa senda de noche en muchas ocasiones, las mulas las conocían tan bien que uno podía dormirse montado y amanecer en el cortijo, pero aquella noche no andaba solo. Oía las pisadas paralelas a...
El lobo y el cazador

¡Se equivocó la pobre fiera! Era una noche negra como boca del mismo lobo, el cual acuciado por el hambre maldita, oteó el redil de las ovejas y allá se fue. Pero, por meterse en el redil, se metió en la casa del caz
ador. ¡Que mala pata! Inmediatamente se dio cuenta de su tamaño error, pues los perros, notando su presencia (¡maldito olfato!) empezaron a ladrar furiosamente y el cazador, veterano de su deporte, corrió a por su escopeta y empezó a dar gritos en la noche.
En pocos momentos toda la familia y todos los criados estuvieron alerta. Los hombres se armaron con toda clase de objetos, encendieron antorchas y, acompañados de la ja
uría impaciente, salieron en busca de la fiera.
¿En busc
a de qué? Ahí estaba el lobo, indefenso, en el patio, con el pelo erizado por el miedo y los ojos enrojecidos por el odio. Hubiera querido lanzarse sobre sus enemigos y devorarlos, pero la astucia le aconsejó ocultar sus instintos belicosos y atenerse a una táctica política y humana. Con la cola entre las piernas se acercó al cazador y le habló con voz humilde y suave:
-Señor mío. No os sorprenda. Esta noche he venido a saludaros. Me siento avergonzado de mi infame existencia y vengo a deciros que, desde hoy, me debéis considera
r vuestro amigo fidelísimo. Perdonadme si muchas veces, escuchando la voz de mi instinto salvaje, os hice algún daño. ¡Cuánto me pesa! En lo porvenir, de este tercer milenio deseo ser un buen guardián de vuestra propiedad y de vuestros rebaños de dulcísimas ovejas. “Amaos los unos a los otros”, dijo Cristo. A mí me ha llegado “la oración fuerte” del Espíritu... y ¡Soy otro! Quiero amar al rebaño (¡rebaño libre o morir!) Voy, de ahora en adelante, a rendir “hechos y no palabras”... y pido que me coloques como un útil perro más de tu jauría.
El cazador, así, a primeras, se quedó muy sorprendido. Podría ser ésta como el lobo de Gubia pero... le vio los ojos rojos y chispeantes, la lengua sudorosa y los colmillos como horribles embajadores de la depredación. No! No se dejó convencer. “ ¡Disparen!” gritó, y una lluvia de plomos convirtieron al lobo en una criba.
- ¡Pero quería ser nuestro amigo! le dijo la esposa a su marido.
-Todo era hipocresía, mujer, -le dijo el cazador-, yo los conozco. Los lobos son siempre lobos. Pregúntales a mis perros si confiarían en compañero como ese? Quería estar cerca del redil para explotarlo
...





AAnte de que me olvide, YA NO TENGO HAMBRE¡¡¡¡

El canon de belleza, realidad variable

Los cánones o patrones
de belleza, variables y pasajeros, han respondido a motivos sociales y económicos. Así, por ejemplo, las mujeres ricas de antaño debían ser gordas para demostrar que no tenían por qué trabajar y que comían abundantemente. Hoy día, en los países desarrollados, la obesidad es considerada una especie de epidemia que provoca miles de muertes debido a enfermedades derivadas del exceso de peso. Y eso no vende. Lo que hoy tiene éxito y se vende es un cuerpo delgado, ágil y esbelto que demuestre a los demás que puede consumir alimentos escogidos y tiene tiempo suficiente para ir al gimnasio o hacer deporte. Siempre ha habido motivos ocultos detrás de cada prototipo de belleza: si se quiere incrementar el índice de la natalidad el ideal de belleza se forma con caderas anchas y pechos grandes; si se quiere ostentar la condición de clase social dominante se muestra la gordura en tiempos de hambruna o crisis; si se quiere mostrar cuidado de la imagen, selección de alimentos, exaltación de la juventud, o cuerpos delgados, casi infantiles; si se quiere mostrar dinamismo, fortaleza física, aventuras y exploraciones varias se presenta un cuerpo más musculoso y una tez más curtida.

Estos tres primeros modelos se han alternado en la historia, aunque quizá por distintos motivos y con leves variantes. El último es una variante del tercero, del contemporáneo, igual que existen otras variantes como el de la belleza tecnológica. Existe un modelo más, el postmoderno. El modelo postmoderno parece haberse liberado de la estética para transformarse en bienestar físico, mental, intelectualidad y educación en valores. No obstante, el modelo postmoderno no se ha impuesto en la publicidad. El canon de belleza femenino tiene una fórmula clave: el culto a la imagen.

Se trata de una figura esbelta, altura superior a la media, apariencia deportiva sin incurrir en lo atlético ni excesivamente musculoso, piel tersa y bronceada, ojos grandes, nariz pequeña, boca grande y labios gruesos, medidas publicitarias (90-60-90), senos firmes, simétricos y sólidos, vientre liso, pelo largo (a partir de los 50 también corto), piernas largas y torneadas y, sobre todo, tener menos de treinta años. La eterna juventud se ha impuesto en la estética: la figura firme, la forma intacta y el resto de la vida por delante
para cumplir los grandes sueños. Éste es el patrón del siglo XXI del que se beneficia el mercado. El ideal de belleza masculino destaca la importancia del ejercicio físico para conseguir el arquetipo, como había hecho el mundo clásico de Grecia, de modo que la estatura superior a la media, el cabello abundante, la frente ancha, los pómulos prominentes, la mandíbula marcada, las extremidades y el tronco levemente musculosos, la espalda ancha y las piernas largas y deportivas no difieren excesivamente del canon propuesto por el Discóbolo de Mirón.(http://sexualidad.wordpress.com/2006/11/06/el-canon-de-belleza-a-traves-de-la-historia/)
Primero llegó el corset de varas rígidas y largos cordones que entrelazados marcaban la cintura y enfatizaban el busto como la parte más llamativa del cuerpo. Luego, en 1913, apareció el primer sujetador y en los cuarenta la minifalda que provocó críticas, protestas y hasta la desaprobación del Vaticano. Las medias panty también desataron escándalos y ni qué hablar del bikini que dejó al descubierto por primera vez las curvas. Alo largo de las décadas los genios del diseño han inventado una serie de prendas que rompieron el esquema en el mundo de la moda y se quedaron como artículos esenciales en el diario vestir del hombre y la mujer de hoy.









LA MODA

En un tema tan interesente como son “los cánones de belleza a lo largo de la historia” y con tanto material que en mayor o menor medida tiene que ver con él, creemos importante dedicar un apartado a la “moda, modelos y pasarelas”. Ya que es la moda, una vez implantada la que marca el canon de belleza vigente en cada momento, ya sea moda en cuanto a maquillaje, peinado y calzado, como la moda propiamente dedicada a la vestimenta. Son las modelos las que nos muestran la moda que se lleva, con las que en muchas ocasiones intentamos identificarnos. Y finalmente es en las pasarelas donde podemos observar a estas modelos con todas las tendencias que cada vez más intentamos hacer nuestras.


Según la RAE, la moda es “una costumbre que está en boga durante algún tiempo, o en determinado país, con especialidad en los trajes, telas y adornos”.

Otro concepto de moda: “moda son los gustos pasajeros que condicionan costumbres y tendencias en cualquier aspecto de la vida, aquello que tiene la atención general centrada en sí”.

En cada momento de la historia se cree que la moda que se lleva es la más adecuada, la mejor y definitiva, esto es así porque lo que se lleva, lo que vemos diariamente por la calle, nos parece siempre lo más favorecedor.

La moda va cambiando a la par que evoluciona la sociedad. Aunque a veces no nos demos cuenta, está presente en cada aspecto de nuestra existencia.

Podemos pensar que las modas son un intento de igualar las diferencias existentes en la gente, ya que como seres humanos la desigualdad no nos gusta, necesitamos sentirnos integrados en el entorno.

Aunque podríamos analizar lo que estaba en auge en cada cultura y momento desde que el hombre existe, la moda propiamente dicha se conformó desde el s. XIV. Apareció como un instrumento aristocrático de diferenciación de grupos, de clases, y también como instrumento de embellecimiento personal. Su primera y más importante función fue en el ámbito de la indumentaria y desarrolló toda la fuerza emocional de los iconos y los símbolos.

La importancia que el hombre moderno ha dado progresivamente a la apariencia fue la causa del desarrollo de las modas.

En la historia de la moda aplicada a la indumentaria, 3 etapas son señaladas por los expertos:

- Aristocrática, siglos XIV y XIX, la moda es utilizada para distinguir la calidad de las personas socialmente hablando y era un instrumento de poder.

- Burguesa, desde principios del s. XIX hasta los años 20 del siglo XX. La alta costura que nace en esta etapa, servía a las elites de instrumento diferenciador. La moda difunde en todo el mundo, comportamientos, emociones y modelos de vida.

- Consumista, se inició durante los años veinte del s. XX. En este tiempo no seguir la moda lleva a la exclusión social.

Los jóvenes ya no pueden ni imaginarse una vida sin moda.