Tal vez se pregunten por qué muchos de mis relatos le suceden en primera persona a una mujer muy parecida a mí, y también por qué en muchos de ellos esta mujer está aquejada de ludopatía.
Yo también me lo pregunto. Me interrogo sobre por qué siento tanto cariño por este personaje adicto y perdedor.
Tal vez yo ame a los perdedores, tal vez yo misma lo sea en todos los recovecos de mi persona, pero sí considero la adicción al juego como una enfermedad gravísima.
Tal vez quiera que alguien que me lee intente curarse al reconocerse en esta ingrata figura.
Tal vez intente también que alguien la ame a pesar de todo a esta mujer.
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