El aire la vela, vela. El aire la está velando

El aire la vela, vela. El aire la está velando
Parecen dormidas en el pajonal... pero no lo están.

16 oct 2013

Exiliados

No sé muy bien por qué pero siempre me interesaron las modistas, las costureras, esas mujeres que pasan su vida ante una tela como si fuera un bloque de mármol, y que con admirable paciencia clavan suave y eficazmente la aguja y crean arte. Arte no tan efímero. 

 He leído a Virginia Woolf describiendo una sesión de costura de la Sra. Dalloway: cómo enhebra, su mirada, cómo se pierde entre recuerdos mientras cose. 

He contemplado muchas veces reproducciones del cuadro La Bordadora, de Vermeer, con indescifrable emoción. Y hasta me han agradado esas clases de ensayo para mimos y actores en los que se enhebra una aguja invisible con un hilo invisible. 

Por eso me parece que escribí este cuento, ya hace bastantes años: por el puro gusto de encerrar a una costurera en mi jaula de letras y papel.

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