El aire la vela, vela. El aire la está velando

El aire la vela, vela. El aire la está velando
Parecen dormidas en el pajonal... pero no lo están.

22 feb 2012

un poco más de moda

¡Lo que les debo a todos ustedes! (Te comiste mi cuy…). A los que siempre están, y a los que alguna vez hacen el esfuerzo de mandarme palabras y aliento, o desaliento -ya sabemos quién es este último, y también le agradezco, me hace pensar- (El modelo mental de la terapia de la imperfección).

Estaba en la casa oscurecida para la siesta, por el calor, además, pero no podía dormirme y descansar mi acostumbrada hora diaria.

De pronto una idea, mejor dicho una ilusión casi fanática, me hizo levantarme de la cama: quería hacer con mis propias manos un vestido, un vestido precioso para mi hija.

Yo no coso más que ruedos de pantalones o faldas, no sé casi nada de ese oficio mágico, cuando de tus manos sale algo que antes no era más que un trozo de tela, un trapo sin utilidades.

Tengo el recuerdo difuso de haber leído en Virginia Woolf una descripción de una mujer cosiendo, del estado meditativo que desciende sobre ella. No sé si fue en… ¿Al faro? Pero lo busco en esa novela y no lo encuentro por ningún lado; de pronto surge el fantasma de alguien que oye cantar a los pájaros en griego, y ahora estoy segura, es en La señora Dalloway; lástima que ya no tengo ese libro.













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