De repente un día es mucho tiempo. De repente quiero detener las horas y más tarde anhelo que transcurran de prisa para volver a verte, para volver a sentirte y con mis oídos sordos escuchar el festival de palabras dulces que tienes guardadas para mí.
De repente no importa nada más, los problemas y el mundo exterior son insignificantes para mi, pues mi cabeza sólo piensa en el próximo encuentro y en como responderé esas preguntas, sin respuestas aparentes, que me dejan muda y al mismo tiempo despiertan mis ansias de decir sin reparo lo que debería callar, lo que tú quieres oír.
De repente la vida es cruel, porque me regala un amor y me lo quita a la vez. Me devuelve las estrellas y al mismo tiempo me recuerda que están muy lejos y no las puedo tocar. Me pone sobre la mesa una ilusión adornada con rosas y me deja una nota que dice con rojas letras "mis espinas envenenan, aléjate de mi".
De repente el miedo se apodera de mi, miedo a tenerte para luego tener que separarme de ti, por un tiempo que quizás sea breve y que gracias a ese beso aguado que me diste parecerá todo un siglo, parecerá una eternidad sin fin.
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