Las tendencias de las décadas 1910-1920
Una década en donde el uso del maquillaje era habitual, pero el resultado deseado era muy natural. Ya los rostros blanco y empolvados no se veían demasiado
Helena Rubinstein proponía polvos rosas para dar una aspecto mas saludable. Por otro lado Elisabeth Arden abre su primer salón de belleza en donde proponía a las damas de la alta sociedad tratamientos faciales para mejorar la calidad de la piel. Las dos mujeres de la belleza sacaban al mercado novedosos productos que fueron muy bien aceptados por las mujeres.
Durante la guerra, no estaba bien visto malgastar dinero en maquillaje, así que solo usaban un poco de labial rojo y vaselina que aportaba brillo a los parpados.
El cabello, que hasta entonces lucia ondulado comenzó a peinarse con raya al estilo Lillian Gish, que para entonces era el ideal a seguir por las mujeres.
El final de la guerra hizo que muchas cosas cambiaran, repentinamente todas las mujeres deseaban lucir enigmáticas y peligrosas. Se cortaban el pelo de manera muy masculina, destacaban los ojos con kohol y los labios rojo intenso.
INTRODUCCIÓN
El traje de baño ha sufrido una gran evolución a lo largo del tiempo, del vestido de baño de seis piezas del siglo XIX, pasando por el bikini de los años cuarenta y el monokini reivindicador de los setenta, hasta el más audaz y provocativo de los de hoy día.
Las playas son los terrenos sociales en los que se llevan a cabo estos juegos de seducción y exhibición o de vestido desvestido que establecen a los veraneantes como autenticos objetos de deseo. Pretexto de desnudez o accesorio de moda, el traje de baño nos ayuda a ejercer esa libertad nueva tan de moda en el siglo XIX.
SUS COMIENZOS
Desde la antigüedad el hombre ha asociado la limpieza y la higiene con actos mágicos o religiosos, ha buscado en el agua la fuente de la belleza o simplemente un instante de relajación...
El primer traje de baño, fue un taparrabos velado que utilizó una cortesana egipcia, de nombre Tais, para darse un chapuzón junto con Alejandro Magno y todo su ejercito, estando todos los hombres en cuestión desnudos.
En tiempos de Griegos y Romanos se crearon baños y termas, edificios de grandes dimensiones dedicados al aseo y al desarrollo de la vida pública. Además, en estos recintos se podían practicar ejercicios como la natación, o recibir masajes con aceites especiales. Tenemos conocimiento de la existencia de este tipo de instalaciones también en Egipto, en la ciudad de Tell el amarna, o en el palacio de Knosos, en la isla de Creta.
Unos mosaicos del siglo IV de la villa siciliana de Plazza Amerina representan a diez jóvenes de familias acomodadas bañandose en una piscina, jugando a juegos de pelota o practicando ejercicios físicos con un traje de dos piezas: calzón y banda sostén (llamado strophium) no podemos estar seguros de si estos atuendos cotidianos habían sido creados especialmente para el disfrute de juegos náuticos. La gracia de los movimientos corporales de estas figuras hace pensar que se trata de una exhibición coreográfica.
Desde la Edad Media hasta finales del siglo XV la gente se bañaba desnuda, siendo este un hecho bastante inusual, ya que la limpieza corporal perdió toda su importancia, al ser considerada más importante la limpieza de espíritu, esta desaprobación de la higiene fue la causante de que se produjeran gran cantidad de enfermedades e infecciones, llegando a ser cerrados los baños por epidemia de sífilis. Solo subsistieron los baños terapéuticos, como las termas de Pozzuoli en Italia o las de Baden en Suiza, estas termas estaban frecuentadas por mujeres adineradas que acudían a curarse de sus enfermedades ataviadas con una especie de camisa muy corta y escotada, los hombres vestían calzoncillos o un albornoz cruzado. La gente que carecía de medios económicos para ir a estos edificios se conformaba con bañarse en el mar o en el río que atravesase su ciudad de residencia.
Con la Reforma protestante, los paises holandeses se alzaron contra las exhibiciones en público, y visto que la gente no obedecía a estos mandatos terminaron prohibiendo el baño.
En el siglo XVII, Madame de Maintenon consiguió que los parisinos no se privaran del espectáculo que suponía ver a las jóvenes bañistas a lorillas del Sena, en tanto que los caballeros seguían el ejemplo de soberanos como Enrique IV o Luis XVI, y preferían bañarse en las orillas de la aún no contaminada Ille de France. El traje de baño de las fiestas campestres era una camisa de baño, la cual guardaba las apariencias, al menos mientras no se entrase en el agua.
En el periodo revolucionario antes del siglo XVIII, resultaba muy tentador para los nudistas el darse un baño en un río, las repetidas ordenes y prohibiciones policiales llevaron a más de uno a ser incluso azotado al ser detenido en pleno chapuzón. Al final, se optó por crear unos baños públicos controlados, en los cuales se colocaban una especie de barreños de tela agujereada que se introducían en los ríos.
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