El aire la vela, vela. El aire la está velando

El aire la vela, vela. El aire la está velando
Parecen dormidas en el pajonal... pero no lo están.

13 ene 2013

YA LO TOME

Entre nosotros existen muchos síntomas que se agudizan según la época del año, según la edad y según el clima.

El año nuevo es ideal para despertar el síntoma del deseo de eternidad, pero a ése ya lo hemos mencionado hace muy poco.


La navidad suele hacer aparecer virtudes de bondad hace tiempo dormidas, lo cual es bastante insólito, ya que la mayor parte de los que padecen esta sintomatología no son creyentes  cuanto a otras enfermedades curiosas, hay una que comienza lentamente y se resuelve a veces en tragedia, y es el mal de querer ser libre.

Digo “mal” ante la imposibilidad que por el solo hecho de haber nacido tenemos los humanos de ser libres como los pájaros, inocentes como los perros, hábiles para sobrevivir como los animales salvajes.

Acá les dejo un relato muy breve de algo que le sucedió a una muchacha -el síndrome de libertad suele darse en individuos jóvenes aunque esta patología aparece también, muy raramente, en los ancianos.  

La libertad

El primer síntoma fue una lluvia sin corazón que asoló el pueblito y se llevó algunos objetos, algunas maderas que naufragaron, el esqueleto del perro que estuvo seis años enterrado en el jardín.

El segundo, la fiebre, por las noches, entre las pesadillas.  

Las pesadillas eran asombrosas y provenían de la misma fuente de los días que estaba atravesando. 

Había llegado a los veinte años saturada de historias de terror; el lugar donde vivía, el jardín, el bosque, el pueblito mismo, entero, era un antiguo cementerio; y cada paso que daba removía cenizas y fantasmas.


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