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Hace muchos años, antes de que existieran los relojes, el tiempo se medía por la rotación de la Tierra al observar las posiciones del sol en el cielo, las mareas y las fases de la luna.
Sin embargo, los relojes se hicieron necesarios para medir las fracciones del día con más exactitud.
En palabras más simples, el reloj marca nuestra posición en la Tierra, con respecto al lugar en que se encuentra el sol en cada momento. Así, a las 12 de día, el sol está encima de nuestras cabezas; a la una del día se halla un poco más hacia el lado del mar, y así avanza hacia allá cada hora que pasa.
Hace 4.000 años, en Egipto, se inventó el primer reloj y fue, precisamente, el Reloj de sol, solo que éste no podía medir el tiempo cuando era de noche o no había sol.
La magia es el arte de lo imposible. Una fascinante disciplina capaz de imitar por medios naturales capacidades fantásticas, increíbles y sobrenaturales.
Actualmente es el instrumento ideal para amenizar todo tipo de eventos, bien sean de carácter profesional o lúdico, combinando animación, entretenimiento, humor y participación del público, sin embargo, esto no siempre fue así…
La magia existe desde que el mundo es mundo.
Es la delgada línea que separa la realidad y la ficción, por eso nos atrae. La magia es el equivalente al fuego en el principio de los tiempos. Ha formado parte de la vida del hombre desde el principio de su existencia de alguna forma u otra.
En resumen, podríamos decir que el hombre ha tratado desde el principio de los tiempos provocar la admiración y el temor con los fines más diversos, y en ese aspecto la magia ha ocupado un papel protagonista.
Los restos arqueologicos mas antiguos al respecto indican que la especie humana Homo Erectus ,antepasado del Homo Sapiens actual ,conocia el uso del fuego hace 1.600.000 años.
El Homo Erectus no tenia la capacidad del lenguaje (habla),sin embargo el uso del fuego habria permitido una sociabilizacion antes ausente,es facil imaginar una tribu de Homo Erectus rodeando una fogata a fin de mantener la seguridad del grupo,defenderse de los ataques de animales, protegerse del frio ,etc
En sus comienzos, el mayor problema era cuidar ese fuego que llevaban a las aldeas y mantenerlo encendido.
Todavía no sabían encenderlo ni alimentarlo con combustibles.
Se sabe que hace un millón de años el fuego servía para defenderse, para cocinar o para alumbrar los refugios de piedra.
Cuando entraban en posesión del fuego era probable que nuevamente lo perdieran.
Y había que esperar que otra vez la naturaleza les brindara la oportunidad de volver a conseguirlo.
No obstante, según las evidencias de Swartkrans, Sterkfontein y las cuevas de Kromdai, la producción de fuego se hizo de manera intencionada hace 1.300.000 años. Siempre se ha pensado que el fuego pudo controlarse y producirse hace 800.000 años.
Por lo que si se confirmara esto, se entendería que los antepasados del hombre moderno podrían producir fuego medio millón de años antes.
El interrogante acerca del legado del período territorial sobre la estructura político-social de las nuevas provincias y sus configuraciones identitarias, la modalidad de ejercicio del poder y construcción de la ciudadanía política en los nuevos Estados provinciales y en la sociedad civil, debe analizarse partiendo de la etapa de transición (1955-1958), en la que se definió el perfil –político, económico, social y cultural – de las nuevas provincias argentinas.
Este dossier pretende dar cuenta de algunas discusiones y perspectivas vinculadas con la conformación inicial de las nuevas provincias, insertando los avances realizados en aspectos puntuales de su devenir político y económico. La gradualidad impulsada por el peronismo creó provincias en tiempos diferentes: Chaco y La Pampa (1951), Misiones (1953), Formosa, Neuquén, Río Negro, Chubut y Patagonia (1955), portadoras de trayectos históricos con obvias similitudes pero condicionadas por la conformación política y social de cada espacio, característica generadora de diferenciaciones que se advierten tanto en la etapa justicialista como durante el gobierno dictatorial sufrido por nuestro país a partir de 1955.
En el campo de la “nueva historia política”, la renovación en temas y enfoques ha generado una multiplicidad de investigaciones que abordan problemáticas vinculadas con el Estado, el poder político, la ciudadanía y las estrategias de organización, acción y reacción de los sectores dirigentes, dominantes o subalternos. Entre los nueves ejes de análisis se halla la cuestión de los territorios nacionales, espacios centralizados destinatarios del “republicanismo tutelado”, fachada con la que el Estado encubrió la decisión de exclusión política de sus habitantes y de retención del dominio en el largo plazo. Desde hace dos décadas, esta temática ha concitado la atención de numerosos investigadores que en sucesivos congresos, jornadas, mesas de discusión y publicaciones debaten acerca del formato territorial, su relación con el Estado Nacional y las razones de su larga vigencia así como las motivaciones del gobierno peronista para efectivizar la conversión de los territorios-con la excepción de Tierra del Fuego- en provincias autónomas entre 1951 y 1955.