8 oct 2012
popsi is my life
Empezó creando pequeñas estatuas de Cristo, todas de yeso, todas iguales, que colocó en una larga tabla sobre la cabecera de su cama.
La madre solía decirle que Cristo era distinto, que no siempre estuvo crucificado, pero la idea de no pegarlo en la cruz lo desesperaba, ¿cómo apoyar ese cuerpo molido?.
La madre le decía que el cuerpo de Cristo era bello, de miembros largos, firmes, y hasta tenía brazos musculosos.
Para Severo, sin embargo, lo más artístico era el sufrimiento, la cruz cuando cayó cuando Él la llevaba.
Lo que la madre le leía en la Biblia tampoco era muy optimista, ella tampoco lo era, él, Severo, tampoco.
Así que durante mucho tiempo la madre siguió leyéndole los pasajes más amargos –pero se suponía que le había leído ya toda la Biblia, en treinta años de lecciones.
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