30 oct 2010
LA MESA esTa SErvIDA
Soy la mendiga más linda de la plaza y los demás suelen llamarme “Reina”. Tengo el cuerpo delgado pero lleno, con formas, me siento muy derecha en el banco, junto a mis bultos que arreglo de modo que parezcan un equipaje delicado. Mis harapos son bastante distinguidos. Soy negra, “de raza negra”, y los colores vivos de mi blusa, aunque esté hecha hilachas, me adornan, me refinan. El azul y el amarillo con el morado pálido están en mi chal, y mi cabeza erguida y perfecta me hace misteriosa cuando estoy bajo el sol, fumando o escribiendo.
Si puedo describir mi figura de esta manera es porque un día, sentada en el banco más lejano, vi a alguien que era casi yo, vi que de lejos y que a pesar de sus cabellos rubios se me parecía extraordinariamente.
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