El veneno es una sustancia muy antigua y con muchas variantes, desde el que en pequeñas dosis cura en lugar de matar, hasta el que es fatal apenas la piel toca mucho menos que una gota.
El veneno, por cierto, ha cambiado el curso de la humanidad más que la guerra, y que la paz, pero ese no es el tema de hoy.
Extraigo párrafos de una hermosa novela cuyo escenario es el siglo X, el XI a lo sumo, no recuerdo bien:
“A primera vista, a la luz de nuestra lámpara, sólo vimos la superficie calma del líquido. Pero cuando la iluminamos desde arriba vislumbramos en el fondo, exámine, un cuerpo humano desnudo. Lentamente, lo sacamos del agua: era Berengario. Como dijo Guillermo, su rostro sí era el de un ahogado. Las facciones estaban hinchadas. El cuerpo, blanco y fofo, sin pelos, parecía el de una mujer, salvo por el espectáculo obsceno de las fláccidas partes pudendas. Me ruboricé y después tuve un estremecimiento. Me persigné mientras Guillermo bendecía el cadáver.